«Sentirse comprimido, físicamente reducido, ¿no es exactamente lo contrario de la sensación de plenitud? Sentirse aplastado por la propia musculatura, ¿no da la impresión de ser aplastado por la vida? Liberarse ¿no quiere decir literalmente liberar la musculatura para alcanzar las dimensiones a que aspiramos, las dimensiones que nos corresponden?
¿No es preferible poder prolongar la imagen que nos forjamos de nosotros mismos mediante la “elasticidad” de los músculos y los gestos que contar tan sólo con el efecto de la ropa, de los adornos?»
Thérèse de Bertherat: El cuerpo tiene sus razones.
Muchas veces nos escondemos detrás de las ropas, oropeles bajo los cuales escondemos nuestro cuerpo, también nos escondemos y protegemos dentro del cuerpo, creando posturas que no ayudan al bienestar, ni a un estado saludable y armonioso del Cuerpo. Sin embargo más que esconder, podemos ayudarnos a buscar la mayor flexibilidad del cuerpo, a fortalecer zonas, desbloquear otras, permitir que el cuerpo recupere la armonía perdida, conectar con la salud y la belleza con la que nacimos.
Buscar la flexibilidad del músculo, de los tendones, ayudar a la movilidad de las articulaciones, realizar ejercicios suaves que ayuden a fortalecer ciertos músculos, a soltar rigidez y tono permanente en otros. Explorar las infinitas posibilidades de movimiento de cada parte del cuerpo y en su totalidad ayuda a estar en armonía interna y en la escucha de lo que necesitamos ¿Cómo hacerlo?
Esta es una pequeña sugerencia que puede ir muy bien para comenzar el día, para media tarde, para cuando quieras…
Date un espacio, un tiempo para ti, o compártelo si quieres con alguien.
Elije una música, aquella que te guste y entre suave por tus oídos, respírala hasta que entre y llene cada célula de tu cuerpo.
Inspira y expira varias veces, permite que la música te inunde por dentro, deja que sea la música quien guíe el movimiento de los dedos, manos, muñecas, codos, hombros, costillas, columna, esternón, cadera, cintura, pelvis, rodillas, tobillos, dedos de los pies.Date el tiempo que necesites para percibir cada rinconcito de ti, cada fibra de tus músculos.
Busca el juego desde cada una de las articulaciones, explora las infinitas combinaciones que pueden darse desde el movimiento… Deja que sea todo el cuerpo quien baile, quien te mueva.
Siéntete libre de la gravedad, contacta con la fluidez, libera tu cuerpo. Y haz lo que verdaderamente necesites.
¡Feliz día!!
Genial Rubí. Según voy leyendo me voy relajando y recordando los momentos en que lo practico. Hoy tenemos una clase de Yoga en El Parque de «EL Rincón de las Heras». Espero encontrarme con alguna compi. Ya te cuento. Gracias por acompañarme. Percibo tú calor y cariño en cada uno de tus correos. Cada vez que paso por el río: suelto y recojo lo que más necesito en ese momento, me encanta.
Un abrazo.
Ana Mencía
Estupendo Ana!! Me alegro mucho que te haya ayudado la dinámica a relajarte y a conectar con aquellos momentos del río!! soltar y recoger, recoger y soltar!! para hacer sitio!!!
un abrazo!!
Rubi