El ser humano es un ser social y expresivo, necesita estar en relación con los demás y desde ahí comunicarse con el otro, y con el mundo.
Si bien, muchas veces no sabemos ni qué nos está pasando, qué estamos sintiendo, qué sentimientos más profundos emergen bajo la superficie de nuestra piel. Para entrar en contacto con nuestro ser interno, escucharnos y entendernos, necesitamos realizar un diálogo de escucha profunda hacia dentro, conectar con las sensaciones corporales, entrar a entender el lenguaje de nuestro cuerpo, y desde ahí poder sentir las emociones, sentimientos y expresarlos para que no se queden en energías bloqueadas y enfermizas retenidas hacia dentro.
Según Ardiles, «la expresión es el medio más directo para lograr el desprendimiento de esas energías ancladas en nuestro cuerpo emocional. Los movimientos expresivos (expresiones) sirven de descarga, de catarsis, para que la Energía no quede dirigida hacia adentro, dañándonos la mayoría de las veces, cuando no logramos encauzarla. Recién entonces estamos en condiciones de poder limpiarnos y elegir otro camino. (Hugo Ardiles «La vida en mis cuerpos»).
Uno de los caminos más hermosos de transformación de estas energías bloquedadas es el del movimiento, el baile y la música. Prmeándonos de las sensaciones y emociones que nos transmite la música resonamos con las emociones que necesitamos expresar y transformar.
Así, podemos experimentar cómo la alegría se convierte en una gran confianza interna; la rabia se puede convertir en potencia a favor de la acción transformadora; El enfado y la ira se transmuta en vulnerabilidad y compasión, la desconfianza en empatía y Amor… etc.
En esta imagen podemos ver la música traducida a color, en el proyecto Dancing Colours de Fabian Oefner. Se trata de fotografías realizadas en el momento en que el altavoz comienza a vibrar con la música, las vibra de plástico y estas esculturas de aspecto extraño se forman por una fracción de segundo. Oefner captura estos momentos muy breves donde el sonido y el color se unen en una dánza única y sorprendente.
¿Te atreves a bailar así tus emociones?
